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Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Editor: Neville Blanc

Monday, January 18, 2010

Discurso íntegro de Sebastián Piñera tras conocerse su victoria electoral


Presidente electo de Chile
Discurso íntegro de Sebastián Piñera tras conocerse su victoria electoral
Por su interés, reproducimos el texto integro del discurso de Sebastián Piñera tras vencer en las elecciones presidenciales chilenas.
Actualizado 18 enero 2010
eldiarioexterior.com


Amigas y amigos,

Hoy es un gran día para Chile.

Hoy una fuerte y clara mayoría de hombres y mujeres libres, han optado por el cambio, el futuro y la esperanza.

Esta noche hemos obtenido un gran y legítimo triunfo y quiero decirles a todos mis compatriotas: ¡arriba los corazones! porque vienen tiempos mejores para Chile.

La democracia, que en forma tan ejemplar reconquistamos a fines de los 80, ha dado un gran y nuevo paso de fortaleza y madurez, y después de veinte años de gobierno de la Concertación, ha optado por la alternancia y nos ha entregado la maravillosa responsabilidad y desafío de conducir los destinos de la patria.

En esta noche de triunfo y alegría quiero agradecer el apoyo y cariño de esos millones y millones de chilenas y chilenos que se pusieron la estrella multicolor, no sólo en sus pechos, sino también en lo más profundo de sus corazones.

Agradecer también a quienes hoy día no votaron por nosotros, pero ejercieron su libertad de elegir honrando y fortaleciendo nuestra democracia.

Agradecer al Senador Eduardo Frei, con quien compartimos un apasionado amor por Chile. Escuché sus palabras y quiero decirle que las acojo, que puede tener la certeza que como Presidente seguiré buscando el camino de los acuerdos que tanto ha servido para engrandecer Chile y su democracia.

Agradecer a la Concertación por lo mucho bueno que hizo por Chile durante los últimos veinte años.

Y agradecer a Dios por la maravillosa patria que nos regaló.

Durante nuestros intensos y profundos recorridos por Chile aprendí mucho de la nobleza, valor y compromiso de nuestra gente.

Esos hombres y mujeres que no sólo sueñan, sino también luchan, todos los días, con una fe inquebrantable, sin doblegarse jamás, con un coraje y temple emocionante, por sus familias, por sus hijos, por una vida más plena y feliz, por un futuro mejor.

Y al soñar y luchar de esa manera, construyen un Chile más libre, grande, justo y fraterno.

Chilenas y chilenos,

Durante esta campaña les pedimos a nuestros compatriotas una oportunidad para acompañarlos en sus sueños y luchas. Una oportunidad, no para hacer tabla rasa de nuestra historia, ni de la obra de los gobiernos anteriores, ni para partir de cero, sino para iniciar una nueva etapa en nuestra trayectoria como país.

Una oportunidad para demostrar que las cosas se pueden hacer mejor, mucho mejor.

Una oportunidad para recuperar nuestra debilitada capacidad de crecimiento y creación de empleos.

Una oportunidad para empezar a ganarle la batalla a la delincuencia y al narcotráfico.

Una oportunidad para mejorar de verdad, y no solamente en las promesas y discursos, la calidad de la salud de nuestras familias y la educación de nuestros hijos.

Una oportunidad para tratar con más cariño y dignidad a los más vulnerables y necesitados, a nuestra clase media, a las mujeres y dueñas de casa, a nuestros adultos mayores y a los que viven con alguna discapacidad.

Una oportunidad para difundir la cultura, el deporte y la recreación a todos los hogares de Chile.

Una oportunidad para fortalecer los valores de la vida, la familia, la honestidad, la justicia social, el cuidado del medioambiente y la naturaleza, la solidaridad y la fraternidad entre los chilenos.


Y hoy día los chilenos, libre y democráticamente, nos han dado esa maravillosa oportunidad y han puesto sobre nuestros hombros sus esperanzas de una vida mejor, más plena y más feliz.

Y para estar a la altura de esta gran responsabilidad haremos un gobierno basado en firmes y sólidos valores porque queremos construir sobre roca y no sobre arena.

Haremos un gobierno de unidad nacional que construirá puentes de encuentro y derribará los muros de división. Un gobierno con los mejores, los más preparados, los más honestos y los con mayor vocación de servicio público.

Haremos un gobierno cercano a la gente, empapado de sus problemas y comprometido con sus soluciones.

Haremos un gobierno que reestablezca la cultura de hacer las cosas bien. La cultura de hacer las cosas en forma honesta y la cultura de hacer las cosas con un sentido de urgencia.

Ni el presidente, ni los ministros ni ninguno de nuestros colaboradores perderán un minuto de tiempo sabiendo que hay más de seiscientos mil chilenos sin trabajo.

Sabiendo que hay millones de chilenos que viven con angustia y desesperación por temor a la delincuencia.

Sabiendo que hay más de 600 mil niños y jóvenes que han caído en las garras de la droga que destruye sus vidas y las de sus familias y que millones de niños y jóvenes no reciben una educación de calidad.

Sabiendo que hay un millón de chilenos en listas de espera para tener atención de salud y más de 600 mil familias que no tienen una vivienda donde formar con dignidad un hogar.

Sabiendo que millones de adultos mayores y personas con discapacidad claman por una sociedad más solidaria y cariñosa.

No amigas y amigos. No tenemos un minuto que perder. Por eso nos hemos preparado durante años. Por eso necesitamos un estado fuerte y eficiente, con mucho músculo y poca grasa, que ayude a los más necesitados y a la clase media y simultáneamente promueva la innovación y el emprendimiento de los ciudadanos.

Seremos un gobierno que fortalecerá y ampliará la red de protección social pero que estará más contento cuando un chileno salga de ella por sus propios méritos y esfuerzo, que cuando un chileno la necesite por las circunstancias o limitaciones de su vida.

Un gobierno comprometido con la ciencia, la tecnología, la innovación y el emprendimiento que desatará los nudos que a veces frustran o dificultan el ejercicio de la libertad, la imaginación y los talentos que todos los chilenos llevamos en el alma.

Un gobierno que trabajará para vencer los miedos y temores que angustian a tantos chilenos, para que el aire nuevo puro y limpio les permita a todos ver con tranquilidad el presente y con confianza el futuro.

Un gobierno que para hacer lo posible, intentará también aquellas cosas que para muchos parecen imposibles y que levantará la mirada para ver más allá del horizonte.

Un gobierno capaz de pensar en grande y ponerse metas ambiciosas, nobles y factibles, que nos han sido esquivas durante nuestros primeros 200 años de vida independiente pero que constituyen el gran desafío de nuestra generación, la generación del bicentenario.

Seré un presidente de unidad nacional que gobernará para todos los chilenos. Pero con un compromiso y cariño muy especial para los más pobres y clase media de nuestro país.

Así será el gobierno del bicentenario.


Compatriotas,

Toda generación tiene el derecho de soñar y emprender su propia revolución y nuestra generación, la generación del bicentenario, tiene la obligación de legar a nuestros hijos un país desarrollado y sin pobreza. El derecho y la obligación de construir una sociedad de oportunidades, seguridades y valores para todos.

Como decía Vicente Huidobro, para lograr estos objetivos necesitamos un alma y un ariete. Un ariete para destruir y un alma para construir.

Un ariete para luchar contra la delincuencia, la droga, las injusticias y los abusos. Y un alma para construir la patria grande, libre y justa.

Todos juntos seremos ese ariete, y todos juntos seremos esa alma que la patria necesita.


Compatriotas

La campaña presidencial ha terminado, pero nuestra misión está recién comenzando. Ahora viene lo más hermoso y lo más difícil: cumplirle a los chilenos.

Esta noche quiero convocar a todos los chilenos, a la generación del bicentenario a una gran misión y desafío.

Es cierto, Chile no es el país más grande, ni más rico ni más poderoso del mundo pero debemos comprometernos y empeñarnos en hacer de Chile el mejor país del mundo.

Porque aunque tengamos legítimas diferencias todos tenemos un solo país. Somos hijos de un mismo Dios, respiramos el mismo aire, nos calienta el mismo sol y compartimos un futuro de hermanos.

Nunca olvidemos que los países que se desgarran en luchas fraticidas entre sus propios hijos destruyen su futuro.

Hoy es el tiempo de la unidad y el futuro. La envergadura de los desafíos hace que necesitemos no sólo un muy buen gobierno sino también una buena oposición.

Quiero garantizarle a nuestra futura oposición nuestro respeto y buena voluntad y pedirle que actúen con firmeza pero con lealtad. Que fiscalicen con rigor y tengan siempre una actitud constructiva y patriótica porque nos une lo más importante: un profundo amor por Chile y un gran compromiso con su futuro.

Esta noche de desafíos, en que nuestra estrella multicolor brilla con más luz y nos alumbra con más fuerza que nunca, quiero agradecer sincera y sentidamente a todos los que hicieron posible este magnífico triunfo. Desde los más altos colaboradores hasta aquellos que llevaron la estrella en sus pechos y corazones.

Quiero también recordar a mis padres, que desde la cuna me enseñaron a distinguir el bien del mal y me inculcaron el amor y vocación por el servicio público y que estoy seguro, desde algún lugar del cielo, hoy también están celebrando.

Esta noche quiero agradecer con profunda emoción y gratitud a mi mujer Cecilia, que me ha acompañado con lealtad, ternura, inteligencia y amor durante los 36 años que hemos compartido.

A la familia que juntos hemos formado, a mis hijos Magdalena, Cecilia, Sebastián y Cristobal que se comprometieron en cuerpo y alma con esta campaña.

A mis nietos León, Esperanza, Juan de Dios y Antonia que también aportaron su inocencia y simpatía y que son la luz de nuestros ojos y la mayor alegría de nuestras vidas.

Quiero especialmente agradecerle a Dios por habernos regalado un país maravilloso y bendito, y pedirle con mucha humildad la sabiduría, la nobleza, la fuerza y la prudencia para ser un buen Presidente.


Chilenas y chilenos,

Desde esta noche los necesito a todos, como nunca un presidente electo ha necesitado a sus compatriotas, y especialmente a nuestra generación, la generación del bicentenario, para que tome los pinceles y con libertad e imaginación trace los caminos del futuro y haga realidad nuestra convicción de que lo mejor de Chile está todavía por delante.

Queridos compatriotas, arriba los corazones, vienen tiempos mejores.

Que Dios los bendiga y bendiga también a nuestra patria.

Viva el futuro, Viva Chile

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