SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS CHILENOS, fundada en 1945

Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Editor: Neville Blanc

Thursday, April 29, 2010

NERUDA VIENE VOLANDO...

Doctor Loyola


microdossier sobre el affaire Neruda-Aeropuerto (votación en la Cámara, 8 abril de 2010),
Hernán Loyola


CARTA AL DIRECTOR DE [ignorada, no publicada]

Sassari (Sardegna), 11.04.2010.

Señor Director:
En Italia, donde resido, me entero tardíamente del rechazo de la Cámara al rebautizo del aeropuerto de Santiago-Pudahuel. Como editor (en sentido anglosajón) de las Obras Completas de Neruda y también de la Antología General (RAE-Academias-Alfaguara) actualmente en circulación, no le extrañará que tal rechazo me parezca impresentable e inexplicable ante el resto del mundo, siendo Neruda el chileno más (re)conocido y respetado a lo largo y ancho del planeta, y el mejor producto chileno de exportación, una marca de imagen insuperable (se puede verificar en cualquier lugar del globo) y envidiada. Y eso a pesar de..., pues usted, yo, todos sabemos el verdadero porqué del rechazo. No me escandalizo y hasta me permito una banalidad: el sólito “pago de Chile”, si bien elevado esta vez a la enésima potencia.
Visto desde Europa resulta difícil, sin embargo, entender cómo un país que se deprime cada vez que la Roja no logra derrotar al equipo de Brasil o de Argentina, o cuando Fernando González pierde por un soplo frente a Federer o Nadal, elige en cambio “ningunear” y desairar a su más grande, auténtico e indiscutido campeón de nivel mundial, que ya se lo quisieran otros países de América.
Porque Chile es uno de los poquísimos países del planeta que se puede dar el lujo de bautizar su aeropuerto principal, su puerta de ingreso, con un nombre de resonancia universal. Como el aeropuerto “Leonardo da Vinci” de Roma-Fiumicino. No hay extranjero que entienda por qué Chile despilfarra el lujo de hacer oír por los parlantes de los aviones en llegada: «El Comandante informa que estamos por aterrizar en el aeropuerto internacional “Pablo Neruda” de Santiago-Pudahuel».
Suena bien, prestigioso, y familiar a cualquier extranjero. Neruda nada pierde con este rechazo de la Cámara, pero Chile sí pierde por todos lados. Incluso, y quizás sobre todo, en el plano económico por la favorable recaída que el rebautizo habría tenido sobre el turismo, ya afectado por el sismo de febrero.
A propósito, en el plano político no comprendo cómo fue posible que la derecha chilena (exceptuando a los dos diputados de RN que votaron a favor) se dejara escapar esta ocasión de oro para anotarse un gol de media cancha. Hagamos un poco de política-ficción: si los partidos de gobierno, en lugar de rechazarla se hubieran apropiado explícitamente de la iniciativa del rebautizo del aeropuerto (cosa muy posible dada la superioridad numérica), habrían podido dar a mi juicio un extraordinario y muy favorable golpe de imagen a nivel nacional e internacional, que nadie habría podido reprocharles dado el prestigio del personaje, y con repercusión en los media de todo el mundo: «lo que no hizo la izquierdista Concertación lo lleva a cabo un gobierno de derechas que, con un golpe maestro, conquista autoridad moral y legitima con mucha fuerza sus tentativas de llevar adelante una política de reconciliación nacional, con todas sus implicaciones (presentes y pasadas)».
En cambio los partidos de derechas prefirieron actuar según el extraño criterio del diputado Patricio Melero: "los países tienen que resaltar también a otras figuras", tal vez subentendiendo menores. Un autogol silencioso. Nótese que si los italianos hubieran actuado según este criterio, el principal aeropuerto de ingreso a Italia no llevaría el nombre de Leonardo. Pero puesto que Italia tenía muy buenas alternativas de reserva (como Galileo Galilei y Michelangelo, cuyos nombres engalanan a otros aeropuertos de la península), es obvio que los italianos decidieron para el aeropuerto de Roma el nombre que consideraron el Mejor entre los Mejores. Y no digo más.

Hernán Loyola
Sássari, Italia


Roberto Ampuero
Jueves 22 de Abril de 2010
Chile no existe


Llevo algún tiempo estudiando la prensa alemana, recorriendo Alemania y disfrutando el interés con que siguen allí la literatura latinoamericana, pero compruebo con desazón que, en el fondo, Chile no existe. Al menos no en el sentido en que nosotros lo imaginamos. No existe como el país moderno, integrado al mundo y echado para adelante, no como esa entidad de la cual nos gusta hablar en livings, pubs o restaurantes. Sospecho que un nocivo provincianismo nos está impidiendo vernos como nos ven los demás, o ver la realidad tal como es.
Al parecer, en nuestra proyección internacional tres factores nos están pasando la cuenta:
Por un lado, la carencia de un cuento, megarrelato o epopeya que cautive. En el pasado logramos instalar megarrelatos en la imaginación mundial. Éramos un país que intentaba construir su “revolución en libertad”, después su vía particular al socialismo, más tarde su democracia perdida, por último una transición política con éxito económico. Pero hace años perdimos el libreto. Y ojalá ahora nuestro minirrelato en el exterior no se reduzca a la reconstrucción de lo que el terremoto y el maremoto se llevaron, y explore también la proyección cultural de la nación más allá de sus fronteras.
También nos pasa la cuenta una impericia para proyectar afuera a un país generador de una cultura que vale la pena conocer y visitar. Nicanor Parra afirma que Chile es sólo un paisaje, algo inquietante después de 200 años de independencia. Para el mundo, Chile no puede ser un terremoto, un maremoto o una crisis social de proporciones.
Y perjudica nuestra proyección exterior el creer que bastan buenos resultados económicos para crear una imagen positiva, como una suerte de chorreo de las cifras favorables. Esto funciona para atraer inversionistas, pero no viajeros ni para construir una imagen-país con densidad. Además, es difícil competir de este modo frente a los megarrelatos de gigantes económicos y culturales como China, Rusia, India o Brasil.
¿Por qué no ir pensando en un instituto —al modo del Goethe en Alemania o el Cervantes en España— para realmente promover la cultura chilena en el exterior? ¿Por qué no apostar a mediano plazo por un Instituto Gabriela Mistral o Pablo Neruda? No se trata de crear un elefante blanco ni más burocracia, pero sí de proyectar la voluntad de trazar institucionalmente la promoción de la cultura nacional en el exterior, algo que debe partir de una estrategia de largo aliento, que elaboren representantes de grupos culturales relevantes. Sobran ejemplos de naciones que se han tomado en serio esta crucial dimensión de un país. Hay que combinar la dimensión cultural con el nuevo énfasis en lo comercial, lo técnico y lo profesional que se desea brindar a nuestra política exterior. Hay que tomarse en serio la proyección del alma de Chile afuera.
¿Existe ya una campaña mundial nuestra tendiente a recobrar turistas, que informe que el país no está completamente destruido, sino que gran parte de su territorio funciona normalmente y espera (y necesita) ya a los turistas? No la veo ni desde Europa ni de EE.UU. En esta coyuntura pueden fusionarse dos elementos fatales para nuestra imagen: la carencia del megarrelato nacional (!!!)y el quedar atados a la imagen de un país que necesita ayuda y compasión internacional, pues fue devastado por la naturaleza. No sacamos nada con ubicarnos a la cabeza en el ranking de las desgracias planetarias. Hay que destacar nuestra capacidad de recuperación, el temple de nuestra gente, su creatividad. Por eso, urge reforzar la presencia de la cultura en nuestra imagen exterior. Chile es mucho más que un paisaje geográfico o estadístico: es su gente, sus tradiciones y su cultura. Necesitamos volver a colocar a Chile en el imaginario mundial. Sólo la cultura puede brindar ese hálito y ese gran megarrelato del que hoy carecemos.


Ampuero y el caso Neruda
[carta al director de , ignorada, no publicada]


Señor Director:
El columnista Roberto Ampuero sostiene hoy (22.04) que Chile no existe para el mundo (en especial para Europa) porque carece de "un cuento, megarrelato o epopeya que cautive". Argumenta que los buenos resultados económicos sirven para atraer inversionistas pero no viajeros, y que "urge reforzar la presencia de la cultura en nuestra imagen exterior".
¿Es una broma de Ampuero? Porque el autor del reciente bestseller El caso Neruda no emplea ni media palabra para referirse al más reciente "caso Neruda" del extratexto chileno, un "caso Neruda" no ficcional, en el que los representantes del gobierno cuya postulación él apoyó despilfarraron una espléndida ocasión para "reforzar la presencia de la cultura en nuestra imagen exterior". Más aún, incluso despilfarraron una magnífica ocasión para meter un gol de media cancha en el plano político, porque habría hecho noticia planetaria y habría exaltado a nivel mundial la imagen misma del nuevo gobierno ("lo que no hizo la izquierdista Concertación lo habría llevado a cabo un gobierno de derechas").
Me refiero, por supuesto, al rechazo parlamentario del proyecto de ley que rebautizaba "Pablo Neruda" al aeropuerto de Santiago. Me gustaría saber qué piensa el escritor Ampuero de este "ninguneo" de los partidos de gobierno. [Ensordecedor es su silencio al respecto. Pocos mejor que él podrían intervenir ahora, y ojalá lo hubiera hecho antes de la sesión de la Cámara hablando con sus parlamentarios afines. En cambio escribe de crear “institutos” Mistral o Neruda, quizás por qué.]
Creo pertinente preguntar al escritor Ampuero: ¿por qué el nombre "Neruda", que sin duda ha estimulado el éxito de su novela, no fue considerado digno de engalanar la puerta de ingreso al país, y por qué Ampuero no dice ni pío al respecto en su columna ni en otra sede? Concuerdo con que Chile carece hoy de "un cuento, megarrelato o epopeya que cautive", pero sostengo que en cambio cuenta con un "megapersonaje" que sigue cautivando con sus poemas (a 36 años de su muerte) a millones de extranjeros. El escritor Ampuero, que comienza su artículo aludiendo a su experiencia en Alemania y en otros países (y sin contar su experiencia de ver traducida su novela El caso Neruda a varios idiomas, la he visto en italiano) sabe que esto que afirmo es verdad. Y espero esté de acuerdo conmigo en que el Aeropuerto Internacional "Pablo Neruda" de Santiago-Pudahuel habría enorgullecido a Chile cuanto el Aeropuerto Internacional "Leonardo da Vinci" de Roma-Fiumicino a los italianos. Sin desmedro o menoscabo para nadie, Chile se podía dar este lujo casi único en el mundo. Algunos chilenos lo acaban de tirar a la basura. ¿O no, escritor Ampuero?

Hernán Loyola
Sássari, Italia

Cartas
Lunes 26 de Abril de 2010
Nombre de aeropuerto

Señor Director:
Hace aproximadamente 10 años, desde el Consejo Superior de Turismo (Consetur) propusimos e hicimos las gestiones que estaban a nuestro alcance para conseguir el cambio del nombre de nuestro aeropuerto, basados en las siguientes premisas:
1. Neruda es la marca más reconocida que tenemos como país en el mundo.
2. Arturo Merino Benítez es un personaje al que indudablemente el país, y en particular la aviación, le debe mucho, pero es un ilustre desconocido para los chilenos y más aún para los extranjeros.
3. Hubo quienes nos criticaron por promover a un comunista, lo cual es a todas luces absurdo, considerando que la historia reconoce a Neruda por su calidad de poeta y no por su filiación política.
4. Pudahuel es un buen nombre, pero de ninguna manera tiene el peso y nivel de recordación de Neruda.
Lamentamos profundamente que una vez más nuestro Congreso haya perdido la oportunidad de dar este paso que apunta a ayudar decididamente a nuestra actividad turística, siempre tan olvidada y postergada, mas aún en un momento en que el nuevo gobierno nos está dando muy pocas esperanzas de que esta tendencia se modifique, ya que en sus primeras medidas partió por disminuir los presupuestos destinados a Sernatur y a la promoción turística internacional.

Gabriel Délano Ortúzar
Ex presidente Consetur


Cartas
Martes 27 de Abril de 2010
Nombre de aeropuerto

Señor Director:
En carta publicada ayer, el señor Gabriel Délano Ortúzar propone modificar el nombre de nuestro Aeropuerto de Santiago por el de Pablo Neruda. Siempre lo mismo, O’Higgins, Prat, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, todas las calles, en todas las ciudades, repitiendo incansablemente los mismos nombres. No quiero descalificarlos, muy por el contrario, respeto su memoria, son grandes por lo que hicieron y representan, pero ese culto a la personalidad tiene límites. ¿Por qué no conservar el nombre original del lugar: Pudahuel? Según algunos lingüistas, se traduce en el vocablo del mapudungún como “lugar donde se juntan las aguas”, y el Decreto Ley que le da el nombre lo traduce como “en la laguna”.
Ambos conceptos tienen mucho sentido poético, algo que el gran poeta Neruda, que además siempre abogó por la creación en la Araucanía de una universidad que conserve la tradición del pueblo mapuche, sería el primero en aprobar.
Jorge Huneeus Martínez


EL MERCURIO, 27.04.2010, C9
En Chile se rechazó rebautizar como Pablo Neruda el tradicional terminal de Pudahuel, Arturo Merino Benítez
Aeropuertos: de dónde vienen sus nombres

Presidentes, estrellas de rock, pioneros de la aviación, héroes patrios, nombre del lugar, científicos y hasta un Papa. De todo hay en el mundo a la hora de denominar a los aeródromos de las grandes ciudades.

JAIME PINOCHET
Reemplazar el nombre del Aeropuerto Internacional de Santiago era una polémica que se cerró legislativamente hace dos semanas, cuando en la Cámara de Diputados se rechazó el proyecto de cambiar Comodoro Arturo Merino Benítez por el nombre del Premio Nobel Pablo Neruda.
Sin embargo, el debate no ha mermado. El ex presidente del Consejo Superior de Turismo (Consetur), Gabriel Délano, envió ayer una carta a "El Mercurio" lamentando el perjuicio que representa, en su visión, la decisión parlamentaria para la actividad turística nacional.
A esta polémica también se ha sumado el futuro proyecto del aeropuerto de Tongoy. El alcalde de esta ciudad, Óscar Pereira, propuso llamarlo Gabriela Mistral, iniciativa que fue aprobada por el intendente de la Región de Coquimbo, Sergio Gahona, quien aseguró que "toda idea que realce su legado (literario) será importante".
¿Cuál es la realidad en los aeropuertos del mundo?
Bautizar los recintos con nombres de figuras políticas, militares y artistas contemporáneas es una tendencia que se ha ido aceptando en los últimos años.
Italia, por ejemplo, ha bautizado algunos de sus puertos aéreos con personajes de su historia. Leonardo da Vinci (Roma), Américo Vespucio (Florencia), Cristóbal Colón (Génova) y Galileo Galilei (Pisa) adornan la arquitectura de sus recintos.
Otros de los criterios utilizados tiene relación con pioneros de la aviación. El aeropuerto de la ciudad de Saint-Denis (Francia) fue nombrado Roland Garros en honor a su trayectoria, que se hizo conocida antes de la Primera Guerra Mundial.
Otra muestra ocurre con el principal recinto de Perú, denominado Jorge Chávez Dartnell, quien fue el primer hombre en cruzar los Alpes en 1910.
Siete grandes aeropuertos tiene Chile, donde se otorgan todos los servicios de un terminal importante -además de Policía Internacional, Aduana y SAG-, lo que permite operaciones internacionales durante todo el año.
198 aeródromos privados se encuentran registrados en la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC) del país.
Seis puertos aéreos militares tiene Chile. Sus principales bases están en Iquique, Antofagasta y Santiago.
28 aeropuertos son administrados directamente por la DGAC; 53 aeródromos públicos de dominio fiscal, y 38 recintos privados de uso público.

Los personajes de la historia mundial que fueron elegidos como marcas de las plazas aéreas

ARTURO MERINO BENÍTEZ
Santiago
En 1980 se bautizó así en honor al primer comandante de la FACh.
JUAN PABLO II
Cracovia
En 1995 se le puso ese nombre en honor del fallecido Papa, arzobispo de la ciudad.
CRISTÓBAL COLÓN
Génova
Su terminal lleva el nombre de Cristóforo Colombo, quien habría nacido en esa ciudad.
JOHN LENNON
Liverpool
En 2002, esta plaza aérea fue bautizada con el inmortal nombre del ex Beatle.
CHARLES DE GAULLE
París
Este recinto lleva el nombre del general y ex Presidente de Francia.
LOUIS ARMSTRONG
Nueva Orleans
En 2001 fue nombrado así por la importante trayectoria de este genio del jazz.
WOLFGANG A. MOZART
Salzburgo
Este recinto de Austria lleva el nombre en honor a su músico local.
ROLAND GARROS
Saint-Denis
Esta plaza aérea fue bautizada así en honor a este pionero aviador francés.
LEONARDO DA VINCI
Roma
El principal recinto de Italia lleva ese nombre en honor al renacentista.
JOHN F. KENNEDY
Nueva York
Este aeropuerto fue bautizado así a un mes del crimen del Presidente de EE.UU., en 1963.

[Nota de Loyola: En esta lista de “PERSONAJES DE LA HISTORIA MUNDIAL” , que ilustra al pie con diez fotografías (de igual formato) de los diez personajes dispuestas en un franja, ¿no tienen ustedes la impresión de que hay uno que desentona?]


En Europa privilegian la zona geográfica y en América los nombres de personajes famosos
Bautizar el aeropuerto con el nombre de una importante figura local es considerado una excelente estrategia comercial.
Muchos de los principales puertos aéreos de América registran este tipo de marcas turísticas: José Martí en La Habana (Cuba), Ministro Pistarini en Buenos Aires (Argentina), John F. Kennedy en Nueva York (EE.UU.) y Antonio Carlos Jobim en Río de Janeiro (Brasil), entre otros.
Sin embargo, esta realidad no ocurre en los recintos de Europa y Asia, donde casi todos fueron nombrados según la ciudad o sector en que fueron construidos.
Alemania, Inglaterra, Dinamarca, China y los Emiratos Árabes Unidos se caracterizan por mantener una marca geográfica clásica.
Chile: toponímicos o próceres locales
La extensa red de aeropuertos del país -más de 300- se caracteriza por utilizar nombres relacionados con la zona geográfica en que están construidos o por alguna figura histórica que perteneció a esa ciudad.
Recintos como Cerro Moreno (Antofagasta), El Loa (Calama), Maquehue (Temuco), Carriel Sur (Concepción), Mataveri (Isla de Pascua) o Presidente Carlos Ibáñez del Campo (Punta Arenas), Diego Aracena (Iquique) y Arturo Merino Benítez (Santiago) son algunos ejemplos de la realidad nacional.
Este último recinto ha estado en la polémica en los últimos meses, debido a que tanto parlamentarios como entidades de turismo han intentado cambiar su nombre por el del Premio Nobel Pablo Neruda.


Carta al director de / 27.04.2010 (publicada el 28.04.2010)
Señor Director:
A propósito de la carta del señor Huneeus. Se sabe que cuando los aviones se acercan a la capital de Italia, por los parlantes se escucha al Comandante informar, no que "estamos por aterrizar en el aeropuerto de Roma" sino que "estamos por aterrizar en el aeropuerto internacional Leonardo da Vinci de Roma-Fiumicino". Donde Fiumicino está por el nombre de un pueblito cercano a Roma, como Pudahuel respecto a Santiago. Esta era la solución mejor, y los parlamentarios la sabían: "El Comandante informa que estamos por aterrizar en el aeropuerto internacional de Santiago-Pudahuel".

Hernán Loyola
Sássari, Italia

CARTA AL DIRECTOR DE 28.04.2010 (ignorada)
Señor Director:
En fondo al reportaje "Aeropuertos: de dónde vienen sus nombres" (27.04, p. C9) aparece una franja con diez fotografías, todas de igual tamaño, correspondientes a "diez personajes de la historia mundial" (cito al autor del reportaje) que son titulares de aeropuertos en otros tantos países. Van dispuestos en este orden: Arturo Merino Benítez, Juan Pablo II, Cristóbal Colón, John Lennon, Charles De Gaulle, Louis Armstrong, Wolfgang A. Mozart, Roland Garros, Leonardo da Vinci y John F. Kennedy. Se trata de una serie con intención obviamente representativa. Sin negar ni discutir ninguno de los méritos reconocidos por los chilenos (y subrayados en la Cámara) a don Arturo Merino Benítez, creo no ofender su memoria si hago explícito aquí, negro sobre blanco, lo que cualquiera advierte al examinar la secuencia de fotografías: esto es, que el personaje número uno está fuera de lugar EN ESTA SERIE, corresponde a otra categoría (seguramente válida también, pero según otros criterios). Si pudiéramos interrogar al respecto a cien extranjeros medianamente cultos de los cinco continentes, veinte por cada uno, estoy cierto de que al menos unos noventa reconocerían a nueve de los diez personajes, o habrían oído su nombre.
Ahora bien, la pregunta que implícitamente (pero con absoluta claridad) plantea el mencionado reportaje de El Mercurio es: ¿cuenta Chile con un personaje capaz de representarlo EN ESA SERIE DE FOTOGRAFÏAS con legitimidad, es decir alguien que les hace el peso a los otros nueve, alguien al que los noventa extranjeros habrían reconocido como a los otros nueve, en modo natural y sin objeciones? La respuesta la sabemos todos, incluso la admitieron algunos de los que votaron CONTRA en la Cámara: SÍ, Chile tiene un nombre, y sólo uno, para figurar en esa serie, a ese nivel: Pablo Neruda. Lástima que este reportaje, con su elocuentísima secuencia de fotografías, no fue publicado antes del 8 de abril. A lo mejor habría disuelto prejuicios y cambiado la votación.

Prof. Hernán Loyola
Sássari, Italia

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